Uno de los mejores recuerdos de mi infancia es una edición de Las Mil y Una Noches, un poco antigua, con olor a libro viejo y que ahora conservan mis hijos, con la que pasé largas horas de felicidad sumergida en sus historias.En una colcha dedicada a los cuentos, no podía faltar este pequeño homenaje a los cuentacuentos: esos seres que iluminan...
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